Estas dos piezas son las primogénitas en su serie de paisajes topográficos inspirados en Tierra del Fuego.

 Nacen como resultado de la búsqueda de integrar una porción de la naturaleza que rodea el lugar de forma sutil, camuflándose entre los muros, y volviéndose parte de la obra mayor que la alberga. 
Durante el día iluminado de forma natural y durante la noche bajo una tenue luz, las Sierras de Beauvoir, creadas solo de textura blanca, son pintadas por su propia proyección. Convirtiéndose de esa forma no sólo en una escultura, sino en una instalación donde vive la verdadera esencia cíclica del paisaje. 

 

 

Enduido y revex sobre durlock y marco de caño estructural (1,3m x 2,60m y 1,3m x 2,40m).